Quédate en tu casa
dijeron, pero algunos no logran comprender,
tal vez por ignorancia, fe excesiva o
simple orgullo, pero la verdad es que
el peligro se encontraba a la vuelta
de la esquina, esperando por ti para
atraparte sin siquiera darte cuenta, como
la bruma, el virus fue avanzando al
punto de comerse ciudades completas, los
mayores fueron los primeros, le seguirían
los niños, luego el resto, las familias
se desintegraron, los sobrevivientes no
podían ver a sus familiares, solo sabían
si estaban vivos o si ya habían muerto, de
ser este el caso no había cuerpo, solo
cenizas o fosas comunes, las iglesias se
llenaron de ataúdes, los cuervos surcaron
los cielos dejando sobre ellos una densa
sensación de derrota, los médicos no
tenían implementos, los hospitales se quedaron
sin cama, las salas de emergencia estaban abarrotadas y las
enfermeras sucumbieron ante el cansancio, los
aviones comenzaron a aterrizar vacíos y los
cruceros lanzaron sus anclas sin poder
tocar puerto. Poco a poco la Plaza
Tiananmén, la Plaza Roja, la Gran Vía,
Los Campos Elíseos, El Bulevar de
Sabana grande, La Plaza de San Pedro,
Time Square y la Plaza de Mayo
lucieron un atuendo que refleja la
realidad de una situación nunca antes vista, se
trataría ahora de lugares desolados, cubiertos
por un clima de angustia el cual
se mezcla con una sensación de incertidumbre
colectiva. La vida en cuarentena era
algo que estas generaciones no conocían,
exageración decían unos, solo Dios sabe
a quién le dará el virus decían
otros, pasaron los días y de un
momento a otro la luz se volvió
oscuridad, la alegría se transformó en
miedo, los países poderosos se derrumbaron
ante la inclemencia de la naturaleza, los
pobres y ricos corrieron la misma
suerte, los saqueos y disturbios
recorrieron el mundo, todos los caminos
que conducían a Roma fueron bloqueados,
el país del sol naciente vio como
una luna eterna se apodero del firmamento,
ciudades como Nueva York y Buenos
Aires durmieron bajo un sueño
que pareció eterno, la vida dio una
lección, mientras los ríos recobraron su
color, el cielo se limpio, las plantas
renacieron y la humanidad se vio en jaque.
Alguien de oriente dijo: “Que te toquen
vivir tiempos interesantes” y valla que así
ha sido, ahora lo importante es
seguir esperando a que todo pase con
el menor costo posible, para así poder
disfrutar de un nuevo amanecer.
QUEDATE EN TU CASA!
La Fría 24 de Marzo de 2020
Israel F.
Martínez G.
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